Al mismo tiempo me formé como mediadora comunicativa, tratando de desarrollar las herramientas necesarias para hacer mi trabajo también con niños y niñas con dificultades del habla y el lenguaje, discapacidad auditiva o sordoceguera.

Nada de lo aprendido en todas estas formaciones tendría la misma forma de no ser por la práctica; todo ha tomado sentido o lo ha ido perdiendo en el contacto con la realidad.

He tenido la suerte de trabajar en ambientes muy distintos de educación formal y no formal: grupos de juego y movimiento, educación en la naturaleza, una escuela infantil, un centro de protección de menores, una escuela primaria…en todos ellos he seguido aprendiendo de los niños, niñas y adolescentes, así como de mis compañeros y compañeras.

Acompañar en Mayrit me permite repensarme a diario para hacerlo mejor, me descubre realidades e ideas increíbles de grandes y pequeños, y es un proceso en el que nunca dejo de aprender.